El pasado mes de noviembre, la Junta Municipal de Puente Tocinos convocó un concurso literario para los alumnos de los centros educativos de esta pedanía. A este concurso se presentaron bastantes alumnos y alumnas del IES Aljada. Algunos de ellos resultaron premiados. Además de los autores de los poemas y relatos que aparecen en esta entrada, también resultaron premiadas: Ana Rodríguez Gómez (4º de ESO) y Kathleen Peñaranda Robles (4º de ESO). ¡Enhorabuena a todos ellos!
Aurora Albarracín Abellán, alumna de 2º de ESO
Se despertó de madrugada, turbios
pensamientos habían hecho que la pasada noche hubiera sido una de las más
largas de su vida. Esta había sido acompañada por una espeluznante tormenta.
Los destellos de relámpagos entrando por su ventana, las olas rompiendo
fuertemente contra las rocas del acantilado y los aterradores estruendos de las
nubes chocando habían contribuido al sin vivir de aquella noche.
Entonces fue cuando decidió que ir
a dar un paseo por la playa le ayudaría a aclarar sus ideas. Cuando llegó, el
lugar estaba desierto; quizás porque era demasiado temprano o porque no hacía
muy buen tiempo para bañarse. De cualquier modo, se encontraba totalmente solo.
Empezó a andar por la orilla de la
playa dejando que sus pies se mojaran con la húmeda arena. Pasado un rato se
paró a descansar en unas rocas, divisó en el horizonte cómo
el tímido sol empezaba a despejarse entre las nubes y dejaba un bonito reflejo
en el agua; cientos de destellos brillaban sobre las mansas aguas del Mar Mediterráneo.
Esta playa le recordaba tiempos pasados: su infancia, su juventud, su primer
amor, quizás el único, quizás el último… Tiempos de felicidad, una felicidad
imperceptible para él en esos momentos.
Sintió entonces el deseo de quedar
con ella. Así pues fue a su encuentro. No
se tomó demasiada prisa en llegar, pues sabía que esperaba su venida. Los pies
le arrastraban, cada paso le recordaba a
un momento de su vida, cada paso le hacía estar más seguro de su decisión.
Se aproximó a su lugar de encuentro, un acantilado solitario
en medio de la nada. Se acercó y sintió su presencia, notó cómo se sumergían en
un profundo abrazo, cómo ella empezaba a formar parte de él y él empezaba a
formar parte de ella. La dejó apoderarse de sus fuerzas, como si un gran manto
negro lo cubriera; las piernas empezaron a temblar, un sudor frío transpiraba
por su piel, su mirada se perdió en el infinito, y fue ella, la misma muerte,
la que le empujó a las profundidades del mar.
Primer premio de poesía, ESO:
Bárbara Navarro Vera, alumna de 2º de ESO
Éramos
libros cerrados
Con
miedo a ser leídos
Con
miedo a ser mostrados
Con
miedo a ser vendidos.
Era
el miedo de un rechazo
De
que el mundo nos ignore
De
que nos dieran un portazo
Y
sintiéramos dolores.
Porque
amábamos la libertad
Adorábamos
ser un secreto
Era
el poder de amar,
Era
nuestro privilegio.
Era
nuestra forma de vivir
Era
nuestra forma de pensar;
Las
promesas por cumplir
Era
una forma de actuar.
Y a
principio de cada abril
Nuestras
páginas florecían
Como
rosas en un jardín
Que
riegan día a día.
Nos
dedicábamos a nosotros
Pero
nunca perdimos el tiempo
Aunque
el pensamiento de otros
Nos
impedía ser perfectos.
Personajes
principales
De
una historia preciosa
Que
en medio de rosales
Parecíamos
mariposas.
En
un sueño perfecto
Donde
nadie nos veía
Éramos
el cuento
Que
desea toda niña.
Pero
un día vino un hombre
Con
apariencia destructiva
Que
donde humanos se esconden
Le
solían llamar “vida”.
Era
alguien cruel
Que
quería terminarnos,
Sin
decir un porqué
Intentaba
borrarnos.
Nuestra
historia se acabó
Y
dejamos de escribir
Una
sencilla razón,
Metáfora
de morir.
Primer accésit de poesía, ESO:
Antonio Aguilera García, alumno de 1º de FPB
Este
silencio ruidoso
Este
silencio ruidoso,
este
espejismo de mar en el desierto,
esta sangre
sin su vena, esta pena de los dos,
esta locura
por amor,
esta pérdida
sin dolor,
este corazón
con caireles, estos vaivenes de cariño...
Ojala
fuéramos otra vez aquellos niños
con ese beso que formó nuestra historia,
ahora
camino roto por culpa de lo que no pasó.
Tu te
quiero
Esta sombra
que alumbra el amanecer de la pasión,
el amor con
corazones desvestidos.
Ojalá pudiera respirar tus labios, tocar tu alma
y que este sentimiento no se funda
con el olvido,
que el querer que tenemos no se desgaste con el tiempo
bajo este
cielo opaco y me deje ver el alba.
La
única palabra que quiero escuchar de tu boca es tu te quiero.
Primer premio de poesía, Bachillerato:
Paula Sánchez Pujante, alumna de 1º de Bachillerato
despacio, lento,
rápido, no llegamos;
calla, que no,
que tenemos tiempo.
Al trabajo, a clase, a una cita,
a la peluquería, al bar;
rápido, que cierra, que se van.
A una quedada,
a un viaje,
el tren se escapa,
el avión zarpa y el barco vuela
en cuestión de un pestañeo.
Vivimos condicionados
por las manecillas del reloj, microsegundos que hacen
que mientras miramos,
otros estén viviendo.
El estrés, las náuseas,
tiempo pegado
al igual que las sábanas
un lunes de resaca,
el corazón se acelera,
todo tiembla,
visualizas el destino
y hasta rezas sin creer
para llegar a tiempo.
Pasan los días y todo,
es una continua rutina de:
"corre, que no llegamos".
Hasta que un día se para el reloj.
Tiempo, tiempo,
tiempo que habremos malgastado,
tirado, arrugado y escupido,
tiempo que se irá
en forma de un último suspiro
sin haber sido aprovechado.
Nuestro reloj,
el único que nos daba fuerza
y marcaba nuestro ritmo,
ya no tiene pilas,
se apagó, y con él
la oportunidad de haber vivido.
"Calla, que no, que tenemos tiempo".
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