Las fiestas de secundaria que se celebraron el pasado 28 de enero trajeron consigo la tercera edición del Certamen de microrrelatos instantáneos de nuestro centro. Os presentamos a continuación algunos de los relatos premiados y finalistas. ¡Feliz micro-lectura!
Gloria Sánchez Bernal 1º Bachillerato E
Aquellos
días de libertad, aquellos días de felicidad... Se acabaron.
Quizá
si no hubiera despreciado a mis amigos, si no hubiera sido por mi egoísmo y
avaricia...
Si
no hubiera resbalado y caído aquella noche.
Si
alguien hubiera estado allí para cogerme, quizá...
Quizá
ahora no estaría aquí, en este cementerio, vagando en soledad.
Victoria Pérez
Iniesta 4º A
Caminar en esa profunda soledad siempre inspiraba en
mí un gran sentimiento de libertad. No sé si era el silencio, la luz lunar que
inundaba todo o el gran olmo que, majestuoso, reinaba sobre el valle. Nunca
supe por qué, ya que siempre despertaba a la mitad.
Clara Noguera
Navarro 4º B
En la soledad de la noche la pálida luz de la
madre luna ilumina el triste y polvoriento cementerio, lleno de mausoleos que
luchan contra el tiempo y el viento. Espíritus que rondan en cadáveres
putrefactos y xilófonos de hueso ansían la libertad prometida. Todos, tras la
muerte, creemos avanzar a la eterna fiesta divina prometida.
Pero no hay fiesta, no hay libertad, las almas
de mujeres, hombres y niños esperarán en una agonía eterna bajo tierra, soñando
con su fiesta divina. Ese es nuestro
“reino de los cielos”: de sueños vivimos y de sueños padecemos.
Mónica
Pereñíguez García 4º B
“Hiro”. Oía su voz en
mi mente una y otra vez.“Hiro, te quiero”.
Lágrimas comenzaron a manar de mis ojos.
¿Qué es eso? ¡Ah, cierto! Es lo que llaman “soledad”.
Soledad por haber provocado que ella me abandonara.
Más lágrimas surcaban mis ruborizadas
mejillas. ¿Qué más? Remordimiento y
culpabilidad. ¿Por qué? Por no comprender la libertad que Mira necesitaba;
porque si esa mañana no hubiésemos discutido, ella no habría subido al avión,
sola, y aquella explosión del avión no la habría alejado de mí, hacia el otro
mundo…
Raúl
Villanueva Rubio 2ºG
Hace ya un año que
Julia y Lorence se fugaron juntos a Sevilla por culpa de un amor imposible. Repasemos su historia…
Julia
era del Real Madrid y Lorence del Barca. En los clásicos sus
familias se peleaban y mientras ellos veían el partido, Julia y Lorence se veían a
escondidas. Y entonces…se fugaron a
Sevilla y se volvieron del Betis.
Este año el Betis ha ganado la liga y lo han
celebrado con una fiesta, en la que nadie se sentía solo, sino alegre y
eufórico. Al terminar la fiesta Julia le dijo a Lorence que estaba embarazada.
¡Una gran noticia!
Ambos
están convencidos de que el futuro bebé del Betis será un as del fútbol.
Antonio
Hernández Martínez 2ºG
Un día en un cementerio
ocurrió una gran tragedia. El cuidador, que de noche vigilaba en soledad, había
desaparecido, llevándose con él todos los seres que permanecían dentro.
Poco a poco empezó a
desaparecer gente, mucha gente de los alrededores de la ciudad de Santomera.
Todos los vecinos de Jaime habían desaparecido, ¿sería él el siguiente en
desaparecer? Jaime no lo sabía. De pronto se oyeron unos fuertes golpes en la
puerta, y una neblina blanca empezó a entrar en la habitación, ¿qué pasaría…?
Rocío López Noguera 2º D
Neil
Era
estremecedora la soledad de la calle. La Luna parecía rozar los edificios más altos. Por
suerte, yo estaba en uno de ellos y podía apreciar con claridad a esa
misteriosa dama; casi la tocaba con la yema de los dedos. Me pregunto si
algún día alguien llegará a la Luna,
si podrá disfrutar de la libertad y soledad de ese extraño lugar.
Era yo,
hace unos cincuenta años. Sí, puse el primer pie en la Luna; logré lo que ningún
hombre había conseguido, aunque, por desgracia, morí sin nadie a mi lado para
compartir esas emociones.
Alicia
López Cánovas 2º D
Érase una vez un chico extraño y solitario que no
tenía amigos, pues vivía en un sitio muy especial. Él no era como los demás,
era un zombi que vivía en un cementerio abandonado. El cementerio era muy viejo
y ya ningún zombi vivía allí. Todos se
habían ido y le dejaron ahí, solo, sin nadie que le hiciera compañía.
El zombi tenía una vida rutinaria: se
despertaba, cazaba algunos gusanos, comía, vagaba por el cementerio, revisaba
si había alguien y después se volvía a acostar a dormir. Esto lo hacía todos
los días porque era muy disciplinado y nunca cambiaba sus rutinas. Pero eso no
duraría mucho, pues un bonito día lluvioso vio a una preciosa zombi que vagaba
como él, sola por aquel cementerio.
Él se acercó a ella y le hizo algunas preguntas
sencillas: de dónde venía, adónde iba, cómo se llamaba…vamos, lo normal al
conocer a alguien nuevo.
A partir de ese momento, el zombi y la zombi
empezaron a ser amigos, hablaban todos los días, cazaban y comían juntos…Aquel
día, el zombi encontró a una nueva amiga y supo que estarían juntos una
eternidad.