La primera canción de amor
Hace más de
2.500 años, los habitantes de la ciudad griega de Mitilene se arremolinaban en
medio de la plaza y se hacían señales unos a otros para que se guardara un
absoluto silencio entre la multitud: una de sus conciudadanas acababa de coger
su lira y se disponía a cantar. Las canciones de esta mujer eran muy famosas,
tanto que su renombre ya había sobrepasado los límites de la pequeña isla donde
vivía. Esta antigua aristócrata hacía una música tan bella que, cuando una revolución
le quitó sus tierras, sus canciones le permitieron seguir viviendo con cierto
desahogo. Si hubiéramos preguntado a alguien del público el nombre de la
cantante, nos habría respondido “Psapfó”, pero hoy todos
la conocemos como “Safo”, “Safo de Mitilene” o “Safo de Lesbos”, pues Lesbos es
la isla que la vio nacer y en la que residió casi toda su vida.
Hace 2.500
años la manera en que la música se escuchaba y se difundía era muy diferente.
Si las cosas hubiesen sido como hoy, Safo habría ocupado el número uno en las
listas de ventas y sus canciones y vídeos habrían sido los más descargados de
la red. Más aún: Safo habría conseguido lo que ningún músico actual podría ni
siquiera imaginar: permanecer en lo más alto de las listas de ventas durante
casi mil años. Más de un siglo después, Platón la consideraba “la décima musa”,
y quinientos años más tarde un joven poeta romano le regaló a su amada, que era
una “fan” de Safo tan incondicional como él, una traducción de las primeras
estrofas de su canción más famosa, respetando la métrica, para que la joven
pudiera cantar la canción en latín con la música original del griego.
Dama romana retratada “a lo Safo”
Pero los
tiempos cambiaron, y con los tiempos también cambiaron los gustos musicales,
las modas, la mentalidad… y hasta la lengua se iba transformando poco a poco.
Cada vez era más difícil encontrar CDs de Safo – vamos a seguir sirviéndonos
del anacronismo –, hasta que llegó un momento en el que desaparecieron por
completo del mercado. Pero ya se sabe que las modas vuelven: cuando llegó el
Renacimiento y el público demandaba otra vez este tipo de música, lo único que
quedaba de la que había sido nº 1 en ventas durante diez siglos eran unas pocas
carátulas viejas de algún CD ya perdido, donde a duras penas se podían leer las
letras de sus canciones, casi ninguna completa, y ni rastro de la música.
Safo y su paisano Alceo
Las
canciones de Safo trataban sobre su vida, su hija, sus alegrías y desalientos,
sus amigas, sus impresiones ante un bello paisaje, ante una noche estrellada…
pero sin duda las que le han dado más fama han sido sus canciones de amor. Y
tenemos la suerte de conservar la letra (aunque solo el comienzo) de la que
quizás fue su canción más famosa, la misma que el poeta romano le tradujo a su
amada. Trata sobre los efectos del amor, lo que sienten los que se enamoran en
cuanto ven a la persona amada. Y la canción de Safo, aunque no tengamos ya la
música, aunque solo conservemos sus primeras estrofas, sigue conmoviendo,
porque los enamorados, en los días de Safo como en los nuestros, cuando se
miran, siguen sintiendo lo mismo.
Esta canción
se escribió hace más de 2.500 años en una pequeña isla del Mediterráneo, y, con
permiso del músico Alceo, amigo y admirador de su paisana Safo, es una de las
más antiguas canciones de amor escritas en Europa que hayan llegado hasta
nosotros. Se puede, pues, decir, que para nosotros, para los que vivimos en
Europa, es la primera canción de amor.
Me parece
que es igual a los dioses
el hombre
aquel que frente a ti se sienta
y a tu lado
absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y
encantadora sonríes. Lo cual a mí
el corazón
en el pecho me arrebata;
apenas te
miro y entonces no puedo
ya decir palabra.
Al punto se
me espesa la lengua
y de pronto
un sutil fuego me corre
bajo la
piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban,
me invade
un frío sudor y toda entera
me
estremezco; mas pálida que la hierba
estoy, y
apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.
(Lyrics
and music by Sappho)
La figura de Safo de Lesbos ha
inspirado películas y novelas.